Bajamos al mirador de San Juan donde comprobamos toda la Bahía de Blanes. Afrontamos los primeros rampones de la urbanización de la Cala Sant Francesc. Coronamos la Punta de S´Agulla.  

   Enlazamos por caminos asfaltados las urbanizaciones de Sta. Cristina y Sta. Marata. Bajamos hasta la playa de Fenals y tras bordear su punta llegamos a Lloret de Mar, km 11. 

   Bordeamos toda la playa de Sa Caleta y como atraídos por su preciosa imagen buscamos el Castell d´en Plaja. Su aspecto nos induce a pensar en épocas medievales con siglos de historia en sus piedras, pero la realidad es que su construcción concluyó sobre los años 40, una vez acabada la guerra civil. Iniciamos su camino de Ronda en la base del castillo pero las empinadas escaleras nos obligan a dar media vuelta y bordear por interior la Punta de Cabdells por carretera.

   El abrupto desnivel de las calas Morisca y Llevadó nos obliga a seguir por carretera: Coronamos Font de la Nena y en agradable bajada llegamos a la bonita Tossa de Mar. Preciosa playa de aguas tranquilas. Son de esos sitios que nada más llegar piensas que tienes que volver más tranquilo y perderse en el laberinto de  sus callejuelas y casas de piedra. Sin duda volveré y entonces si haremos el paseo de ronda hasta Cala Pola y Giverola.

   Seguimos por la carretera costera. Tramo precioso de continuas subidas y  bajadas. A cada pequeña cala le sucede otra aún más bonita y de pronto te enfrentas a un frondoso bosque en caída vertical al mar.

  Las vistas nos obligan a parar en numerosos tramos. No podemos dejar de admirar la belleza de esas pequeñas calas rodeadas de verticales acantilados rocosos que forman parte del paisaje de la Costa Brava.

   Sin darnos cuenta nos presentamos en Sant Feliú de Guixols km 47. Enlazamos con la playa de Sant Pol y remontamos el Ridaura para llegar a Platja d´ Aro km 57

   Seguimos por carretera  que nos lleva a Palamós km 66. Recorremos toda su bahía por el paseo marítimo de la playa de Sant Antoni.

   Nos sorprende el pinar de en Gori. Dejamos a nuestra derecha el sendero que nos llevaría a la Cala Se Alguer y nos metemos de lleno en el paraje de Castell. Uno de los pocos parajes vírgenes que quedan en la Costa Brava.  Disfrutamos del tramo que nos transporta mentalmente a nuestra zona. Bosque de pinos, encinas y alcornoques. En una subida se me escapa Perico y decido meterme por un pequeño senderito de un cauce seco de un arroyo, compruebo en el Gps que enlaza más arriba. Lo disfruto de lo lindo. Cuando llego arriba no veo a Perico. Al rato me llama al móvil. Se había vuelto a bajar al no verme. Me disculpo con él por coger el atajo sin decírselo y alarmarle por no aparecer por el camino.

   Tenemos Calella a nuestros pies. Las vistas desde la habitación nos muestran un precioso atardecer.

   Le dejo a Perico hablando con la familia y me ducho yo primero. Bañera con hidromasaje que no me corto y la pruebo. Bien merecido lo tengo ya son cuatro días de ruta y más de 300 km en las piernas. Cuando tengo la bañera llena le doy un grito a Perico. Se presenta alarmado por si me hubiera caído y suena un "que cabrón" por haberle asustado y una sonrisa posterior. Luego él probaría la ducha y el hidromasaje de espuma

   Hacemos una pequeña colada y colocamos el tenderete lo mejor que podemos. Desistimos de ponerlo en la terraza por el fuerte aire y no fijar bien las cuerdas.

   Bajamos a Calella y un paseo para conocer ésta pequeña y preciosa villa de antiguos pescadores. Recorremos las pequeñas callejuelas que unen la iglesia y el mar. Contemplamos las encaladas fachadas de pescadores con sus arcos abovedados "les voltes".

   En el antiguo Hotel Batle el cantante Joan Manuel Serrat compuso la famosa canción Mediterráneo.

 Mucho local cerrado. Nos tomamos unas cervezas sentados en el muro junto a la playa. A perico le picaron algunos mosquitos, que posteriormente acabarían en ronchones con picazones molestos.

  No  nos convence la pequeña oferta de restaurantes y decidimos comprar algo de cena en el único súper que está abierto a esas horas. Tras una carrera de Perico pues se le había olvidado coger el pan retomamos camino al hotel.

   Unas buenas carcajadas con Perico ante mi ocurrencia "no he visto un hotel con más estrellas"  al ver el cartel del hotel y confundir la pequeñas letras inferiores por estrellas que catalogan al hotel.

   Mientras Perico prepara la cena, bajo al bar del hotel y me subo unos tercios fresquitos.

   Cena bicigrina en la terraza de la habitación. Embutidos, pates, queso y unas buenas alambras fresquitas completan el menú.

   Se nos pasa el tiempo en agradable charla. Es un placer compartir camino con mi brother Perico. Siempre con buen humor. Vamos muy bien de ánimo y hemos pasado el ecuador de la aventura.

   Llamadas a familia y amigos . Un rato de tele y a dormir.